Puedo deciros lo que queréis oir, pero no quiero estar sola. Y tan sólo el hecho de encajar perfectamente en un molde que no es el mio, me provoca un vacío y una soledad que nadie en el mundo sabría como llenar. Yo, menos.
Eramos atrevidos, eramos arrogantes, eramos egoístas, eramos hipocritas, eramos románticos entre nosotros, Íbamos en contra de todo salvo de nosotros mismos, y no sabíamos que dirección llevabamos. Nuestra única aspiracion, era agarrar una guitarra y desaparecer de la vista de los demas un tiempo, para disfrutarlo solos.
Eramos lo que nos daba la gana ser en cada instante, sin convenir mas sucesos, que nuestro caminar constante. Teníamos nuestro propio sitio en este mundo tan extraño, teníamos nuestras sonrisas, limitadas el resto, infinitas para quien queríamos. Teníamos ganas de todo. Teníamos el pecho lleno de lo que quiera que fuese aquello. Teníamos belleza. Y teníamos razón.
No me acuerdo de que pasó, pero la inexpugnable muralla que nos protegía, y que nos daba fuerza, se torno un día de tierno algodón. Su aspecto suave, blando, pálido, y atractivo, te incito a acariciarlo, y al entrar en contacto con él,...
Miedos, Rencor, Añoranza, Vergüenza, Preocupación, Envidia, Nervios.... Tristeza...
Inevitable la puñalada que desangro nuestra protección, y que descubrió el umbral por el cual escapaste.
¿Donde ha ido nuestro encanto?
Eramos Preciosos, somos unos inutiles.
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