En un lugar extraño, lleno de hombres altos y bajos, y mujeres siamesas que dan la mano a los gatos aparece un hombre viejo, músico, que agarra un maletín con papeles asomando entre los pliegues, que agitados por el viento parecen querer deshacerse de las notas que habitan en sus partituras. Endereza su postura y se decide caminar atravesando la finca que se extiende frente a él, con tan mala fortuna que al primer paso, hunde el pié hasta el fondo en una madriguera de...Topos!
Un pequeño topo que corría bajo tierra justo en ese momento se detiene en seco al ver un pie humano interponerse en su camino, los escombros y el polvo se pelean entre sus ojitos ciegos y sus gafas de sol, llegando a herirle, pero para bien, pues milagrosamente algún tipo de polvo de hadas debió de infiltrarse y de pronto este topo logra ver! Aunque claro, es de entender, que un don como el de la vista no es muy útil entre túneles de barro, así que sale a la superficie y corre hasta encontrarse con una tortuga, que mira al horizonte.
El topo la observa fascinado, y pregunta: "¿Qué es lo que miras?" No contesta. enarca las cejas y pregunta: "¿Qué es lo que miras?" No contesta. Insiste e insiste hasta que de pronto, la tortuga da un respingo e inquieta responde: "Debo encontrarlo"
Y entonces, echa a correr! Si! una tortuga echa a correr porque lo que mas anhela en el mundo es encontrar a un conejo que ha visto pasar hace unos días. Y así, desafiando a las leyes biológicas lo encuentra tras 3 días de costosa carrera, olisqueando un jardín de una casa rural.
La tortuga desconcertada, confusa, se aventura a preguntar: "¿Qué es lo que buscas?" Olfatea. La tortuga avanza y estira el cuello y pregunta: "¿Qué es lo que buscas?" Olfatea. insiste e insiste otra vez y a la 5º, responde: "Debo encontrarlo". Y sigue olisqueando adentrándose en la casucha, se asoma bajo una cama y se detiene satisfecho ante un ratoncito de campo, le sonríe al tiempo que yo lo cojo con mis manos temblorosas y lo subo a la cama conmigo.
Hablo con una amiga. Bueno, ella habla, yo acaricio al ratoncito mientras fijo mis pupilas en la empañada ventana que intenta impedirme admirar el atardecer del campo. Rojo, rosa, naranja...
-¿Crees que algún día se fijará en ti? Quiero decir, ¿crees que llegara a quererte de verdad?
-El día en que un topo recobre la vista y, cansado de sus compañeros vaya a enamorarse de una tortuga, el día en que esa tortuga deje atrás su lentitud y corra lo indecible para alcanzar a un conejo, el día en que ese conejo en su mayor esplendor vaya a juntarse con un ratón pequeñito... Ése día, será mio.
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