Amanece un sol rojizo
Reflejo del murmurar
De golpes de fuego ahogadizos
Se despereza al iluminar
Nuestras almas, blanco tiza
Las ennegrece, las va a apagar
Convirtiéndolas en ceniza
De la influencia del prójimo
Al pecado capital
Que con un susurro ínfimo
Nos incita a marginar.
Acciones innobles, impropias
Evadiendo responsabilidad
Tan sólo, popularidad.
Detendríame a hablar de amor
Antaño, fuente de poesía.
Mas al pararme a pensar, el ardor
Que me recorre hoy en día
Se enfurece al no encontrar
Gota de amor existente
El presente carece de este don
Y el que crea que no, miente
Hemos olvidado ayeres
No creemos ya en el mañana
No distinguir menesteres
Nos hizo comer manzanas
Presos de los instintos
Olvidos, de placer mundano
De animales, somos indistintos
Y nos hacemos llamar humanos.
Con esto ansío explicaros,
Cuán nos importa la posesión
No distinguimos lo bueno del mal,
No nos importa ya el corazón,
No nos fijamos en cual, ni que modo,
No les prestamos atención
Sólo, queremos tenerlo todo
Sin utilizar la razón.
¿Somos personas, entonces?
¿Invertimos la evolución?
Tantas afirmaciones conocen:
Aristóteles, Kant, Platón…
Creen que al pensar creemos,
Y que el creer nos ha traído al hoy
Mas si el hoy es lo que estoy viviendo
Desde el profundo dolor, me voy.
Y no es que lo social,
Me de una brizna de esperanza
Es que veo ver final,
Ven la meta, mas no alcanzan.
Bailan todos en tus ojos
Y promueven esta danza
Como flechas de egoísmo
De clavan, pero más se lanzan.
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