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Suprima el articulo de la frase: "Siempre soy y seré el único". Y optimismo para todos.

lunes, 23 de enero de 2012

Éramos preciosos, Somos unos inútiles.

Éramos encantadores.
Lejano nos resulta ya el tiempo en que nuestra única aspiración era jugar con juguetes de plástico y color. Allá cuando la mayor tristeza nos atacaba cuando rayábamos un videojuego, o cuando el video no funcionaba:
-“¿No se ve la peli, mamá?
- No hijo, se ha ido de viaje.
Cuando la frustración mas profunda nos corroía al no lograr avanzar sin los ruedines de la bicicleta y la mayor felicidad, venia de la mano de los reyes magos.
Éramos lo que queríamos ser sin tener en cuenta  más sucesos que nuestro caminar constante.

Y ahora de pronto, somos jóvenes.

No sabemos desde cuando, no queremos centrarnos en ello. No tenemos ganas. Queremos hablar de mil cosas, sin que nadie lo sepa. No queremos que nos pregunten, insinúen o recuerden en qué estábamos pensando cuando rompimos la barrera.
Yo, personalmente, no recuerdo qué pasó, pero la inexpugnable muralla que nos protegía y nos daba fuerza, labrada costosamente por nuestros padres, se tornó un día de tierno algodón.
Irremediable, Imparable, y bello.
Nos atrajo a cada uno de nosotros con ese olor afrodisíaco, ese color brillante y suave, ese tacto que nos puso a todos la piel de gallina, acompañado del susurro, que nos guiñó el ojo diciendo: “Ven, ven a por mí. Tengo una interminable lista de cosas prohibidas que te harán sentir bien.” Y al entrar en contacto con él…

Miedos, Rencor, Vergüenza, Preocupación, Nervios, Envidia, Añoranza, Tristeza, Realidad…
De pronto somos nosotras las que llevamos los tacones de nuestras muñecas, somos nosotros los que bebemos cerveza después de un duro día de trabajo cuando de donde venimos… es del colegio.
Es muy fácil hoy en día, tener más edad de la que tu vida ha durado.

¿Cuántas generaciones predijeron que acabaríamos con la felicidad tan pronto?
Ahora que el giro que queremos dar a nuestras vidas se mide en grados de alcohol, ¿Seremos mas sabios si admitimos que estábamos equivocados? ¿Qué nos garantiza que habrá alguien para cuidarnos si decidimos volver a tener 15 años?
Hemos perdido toda la felicidad que había en el camino, por llegar primeros a la cima, y nos erguimos (¿Orgullosos?) sobre una montaña de mentiras que han constituido las noches que no eran nuestras.
Queda mucho porvenir, aún podemos volver atrás pero,
¿Dónde ha ido nuestro encanto?

 Éramos preciosos, somos unos inútiles.

1 comentario:

  1. Realmente bonito, una versión personal y mejorada del discurso de Nathan. Un gusto encontrar estas pequeñas perlas por la red.
    Felicidades, chica-pastelera.

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